Esteticohólicos: adiccion a la cirugía plastica


Mucho se habla de la incomformidad de algunas personas con su aspecto fisico; ya sea facial o en la forma de su figura, siendo entonces cuando acuden al cirujano plastico quien les aconseja sobre las posibilidades que tienen de tener un aspecto fisico de acuerdo a sus pretensiones, y la cosa no seria tan grave si estas personas tubiesen la madurez para detenerse ahi....pero es frecuente que despues de una cirujia y no comformes con el resultado quieran una mas...y luego otra y otra....ahi la situacion ya se ha vuelto una patologia....por esta razon; los especialistas ya hablan de una nueva patología que afecta a un porcentaje importante de la población, sobre todo femenina: la obsesión por la estética. En busca de cuerpos perfectos, y con muchas insatisfacciones a cuestas, algunas personas recurren al cirujano plástico en lugar de al psicólogo.

Ha saltado la alarma
La alarma ha saltado entre los propios cirujanos de estética, quienes afirman que hasta un 40% de pacientes se opera para intentar solucionar desequilibrios emocionales. El doctor Ramón Vilarrovira, presidente de la Asociación Española de Cirugía Estética y Plástica (AECEP), define a este tipo de personas como esteticohólicos.
Sociólogos, psicólogos y cirujanos están de acuerdo en que la obsesión por no envejecer se está convirtiendo en algo patético en muchas personas y es una tendencia que afecta a todo el planeta.



La fiesta del botox
Las reuniones del tupper ware han sido sustituidas por las del botox, el milagro contra las arrugas y las líneas de expresión. En Estados Unidos las “botox parties”, junto con los “peelings after lunch”, son la última moda. Incluso puede verse en una cadena de televisión una especie de “Gran hermano quirúrgico”. Pero la cosa no se queda entre los estadounidenses. En Brasil y Colombia se organizan viajes turísticos que incluyen la visita a clínicas de cirugía estética.
Al otro lado del Atlántico los alemanes han creado las “lunch time beauty”. Y en España la cirugía ha dejado de ser un lujo para convertirse en una práctica al alcance de todos los bolsillos. A 2.000 euros las liposucciones pequeñas y 5.000 los estiramientos o aumentos de pecho, ¿quién no puede permitírselo con una buena financiación o un préstamo?
Con 900 millones de euros gastados en 2001, nuestro país es el número uno europeo en operaciones de estética. También es en España donde la cirugía se ha convertido en una de las profesiones más rentables. Las cifras lo dejan claro: 2,1 cirujanos plásticos por cada español, frente a los 0,4 que hay en Inglaterra.

Clonación estética

A tenor del patrón de belleza que se ha impuesto -rubias, esqueléticas, pechugonas y siliconadas- los auténticos experimentos en clonación parecen estar realizándose en las clínicas de cirugía estética. Como afirma el doctor José Manuel Sánchez-Nebreda, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), ahora las chicas se operan con la misma naturalidad con la que se hacen un piercing o un tatuaje. ¿El resultado? Que todas acaban pareciéndose sospechosamente entre sí.
Muchas mujeres se presentan incluso en la consulta del cirujano con una foto de su actriz o modelo favorita para que las deje igual, como si un cirujano fuera un mago y pudiera hacer lo que quisiera con un bisturí.


Cirugía a granel
El problema llega realmente cuando una persona no se contenta con el arreglo hecho y empieza a querer más. Según Sánchez-Nebreda un 3% de los pacientes que acuden a un cirujano se convierten en consumidores de cirugía estética o esteticohólicos.
Pero la ética de un buen cirujano plástico le impide intervenir a una persona sin considerarlo necesario o simplemente porque el paciente se empeñe. Por ello, los esteticohólicos mienten y ocultan sus antecedentes a los cirujanos para conseguir que les operen.
Detrás de esta obsesión por mejorar el aspecto físico se ocultan insatisfacciones y desequilibrios emocionales. El interés por mejorar se convierte en enfermizo cuando alguien piensa que no es feliz o no tiene éxito en la vida por culpa de su físico. Y una vez dentro de esta dinámica es muy difícil parar la rueda , siempre se quiere un arreglo más.
Ante esta situación, y dejando claro que la cirugía plástica no puede resolver los problemas personales, antes de acudir a un cirujano mucha gente debería visitar un psicólogo. Y, si se toma la decisión de operarse, hay que ponerse en manos de un buen profesional que nos aconseje sobre lo que nos conviene y lo que no.

¿Pasará de moda?
Aunque en España la silicona, el botox y el colágeno están más solicitados que nunca, en Estados Unidos está empezando a darse la situación contraria: ¡desoperarse¡ Y es que en cirugía, como en las pasarelas, también manda la moda. Así lo ha demostrado Demi Moore, quien se hizo una reducción de pecho para hacer de mala en la segunda entrega de Los Ángeles de Charlie.
Y puede que otras actrices no tarden en seguir su ejemplo, ya que el conocido director de cine Martín Scorsese ha declarado que es difícil encontrar actrices capaces de expresar sus emociones de manera no verbal por culpa del botox y los liftings.
Según los especialistas a la cirugía se debe recurrir para mejorar defectos físicos o subir la autoestima, pero nunca para tratar de convertirse en otra persona ni por modas. Para Ramón Vilarrovira “una buena cirugía nunca debe notarse y el cirujano no debe comulgar con todos los deseos del paciente”. La diferencia entre querer mejorar y buscar la perfección puede ser el patetismo.

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